EDITORIAL PERIODICO HOY
del 14 de novembre del 2010.
Las sociedades y los Estados tienen que protegerse de los ejercicios políticos que a través de la historia resultasen de demostrada nocividad y babarie. El nazismo está totalmente proscrito en Europa y gran parte del mundo. La estela de destrucción y genocidios que produjeron la locura y egolatría de Adolfo Hitler condenaron para siempre su identidad y objetivos. Lo mismo ha de ocurrir con la tiranía de Trujillo que aplicó todas las formas perversas posibles para esclavizar a esta nación. Es inaceptable que se pretenda, en nombre de visiones anti históricas, colocar a Trujillo en un lugar digno en el presente. Y mucho menos que se quiera invocar para lograrlo el respeto a las libertades de expresión y participación política. Lo prioritario es invocar los horrores sin medida que se padecieron a causa del Trujillismo, todavía ilegal, para que esta sociedad se mueva siempre en el sentido de impedir que resurja.
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